UN HOSPITAL PUBLICO CUENTA CON EL PRIMER APARATO PARA EL CONTROL DE ENFERMEDADES DEL HÍGADO QUE EVITA BIOPSIAS

El hospital provincial San Martín de La Plata acaba de poner en marcha un aparato llamado Fibroscan que permite efectuar el diagnóstico y seguimiento de patologías crónicas del hígado en sólo diez minutos y que, en buena parte de los casos, permite reemplazar incómodas punciones y biopsias.

Se estima que en el país hay casi un millón de afectados por las formas crónicas de la hepatitis, provocadas por el virus B ó C. En la Provincia de Buenos Aires, en tanto, se estima que hay 280 mil personas que conviven con estos virus que se contraen, al igual que el VIH, por relaciones sexuales sin preservativo, sangre o por compartir jeringas para el uso de drogas intravenosas.

El problema es que el 80 por ciento de los afectados no lo sabe porque en las primeras fases estas enfermedades no dan síntomas. “Cuando la persona presenta señales certeras de hepatitis crónica, como ictericia o cansancio extremo, es probable que ya presente un cuadro de cirrosis y, por lo tanto, que requiera un trasplante hepático”, explicó Rodolfo Barbero, jefe de la Unidad de Hepatología del servicio de Gastroenterología del hospital San Martín.

Las hepatitis B o C, la diabetes, la hemocromatosis, el consumo excesivo de alcohol y drogas provocan en el hígado lo que los especialistas llaman “fibrosis hepática”. “La fibrosis implica que el hígado, que es un órgano normalmente esponjoso y elástico, se vaya endureciendo, se llene de cicatrices y se achique hasta derivar en cirrosis”, detalló Joaquín Solari, médico del hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires.

El especialista agregó que “existen diferentes niveles de fibrosis hepática: cuando se llega a los estadios más avanzados se produce la necesidad de un trasplante de hígado”.

Determinar hasta que punto ha avanzado la fibrosis es fundamental para determinar qué tipo de tratamiento será necesario llevar a cabo y, al mismo tiempo, para ir monitoreando el avance de la enfermedad.

Hasta ahora ese monitoreo sólo podía realizarse mediante la realización de una biopsia, hecho que implicaba efectuar una punción y extraer parte del órgano para su posterior estudio.

Ahora el hospital Provincial San Martín de La Plata y algunos centros privados de la Ciudad de Buenos Aires pueden efectuarlo con Fibroscan, un aparato similar a un ecógrafo, que permite realizar una elastografía hepática.

“Este estudio es muy similar a una simple ecografía, no es invasivo, por lo tanto no duele ni molesta y el resultado se obtiene en sólo diez minutos”, comentó Barbero. No obstante, aclaró que si bien es un método ideal para valorar y controlar el grado de fibrosis del hígado, no resulta útil para conocer las causas de las enfermedades hepáticas.

Claudio Ortiz, director del San Martín, señaló que el hospital “puso a disposición de los efectores de salud de la Provincia este equipamiento con una frecuencia mensual y los pacientes, previamente seleccionados por el área de Hepatología del Servicio de Gastroenterlogía, podrán acceder al estudio”.

“La trayectoria y el prestigio de los profesionales del San Martín permiten poner al servicio de los pacientes las más avanzadas tecnologías de diagnóstico y tratamiento de la especialidad, situando al hospital público en la vanguardia del avance científico”, señaló el ministro de Salud provincial Claudio Zin.

Prevención y tratamiento

Dada la falta de síntomas de las hepatitis crónicas, los expertos recomiendan que los grupos de riesgo se efectúen un análisis de sangre específico para lograr un diagnóstico temprano de la enfermedad.

“Las personas que se hayan sometido a transfusiones de sangre antes del año 1994, cuando aún no se testeaba la hepatitis B ó C en los centros de hemoterapia, aquellos que mantengan relaciones sexuales sin preservativo o los usuarios de drogas intravenosas son los considerados grupos de riesgo para estas enfermedades, por lo tanto deberían efectuarse un análisis”, detalló Barbero.

En la actualidad, una vez diagnosticadas, las hepatitis crónicas se pueden tratar con medicación eficaz y segura para evitar llegar a la cirrosis y a la necesidad de un trasplante hepático.

Según los especialistas la hepatitis C resulta curable en un 60 por ciento de los casos, mientras que el 100 por ciento de los afectados por la B pueden, con medicación, controlar la enfermedad y mantener una buena calidad de vida.

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