Este nuevo aniversario del infame golpe de Estado de marzo de 1976 llega en un clima complejo. El gobierno macrista ha decepcionado a muchos de sus votantes y parece decidido a reemplazar a la realidad con sus deseos. Como parte de la serie de sus recientes absurdos intentó modificar la fecha del feriado del 24 de marzo pese al enorme consenso social que la respalda. En las últimas semanas hemos visto al gobierno y a sus comunicadores agrediendo a los sindicatos, a los docentes en huelga e incluso a la educación pública. Los hemos visto instalar un clima de paranoia destituyente e incluso la vicepresidente opina ligeramente contra las elecciones de medio término.
Frente a un gobierno que pretende tapar con relato los problemas reales de la gente, que potencia la retórica del enfrentamiento mientras parece navegar sin rumbo en un festival de ineptitudes y repetición de las fracasadas recetas del ajuste del pasado, los opositores tenemos dos grandes desafĆos. Por un lado tenemos que compensar con una enorme responsabilidad democrĆ”tica la avalancha de mezquindades y brutalidades por parte de un gobierno obsesionado con las próximas elecciones, que fomenta una economĆa de rapiƱa y que es insensible con los problemas de los de abajo. La dolorosa memoria del 76 tiene que inspirarnos para fortalecer las instituciones democrĆ”ticas frente a quienes se creen los dueƱos del paĆs. Por otro lado, debemos debatir y construir la alternativa polĆtica superadora del macrismo. No podemos ofrecer nada mĆ”s que el mero rechazo sin ideas ni proyecto de paĆs.
Tenemos que tomarnos el trabajo de ir mĆ”s allĆ” de que nos una el espanto. El rejunte que hoy gobierna el paĆs es el resultado de la unidad por la negación de lo anterior. No podemos ofrecer mĆ”s de lo mismo. Nuestra gente espera mĆ”s de nosotros que la triste alternativa de ser "lo menos malo". Espera que la renovación del peronismo sea algo mĆ”s que una marca electoral. Nuestro pueblo necesita dirigentes capaces de retomar el camino de la grandeza nacional y no un nuevo elenco figuritas para un triste simulacro del cambio. Es hora de recuperar la potencia transformadora de la polĆtica.
La memoria de la tragedia de hace 41 años nos exige profundizar la construcción el respeto de las verdades relativas de todos los argentinos. Nos exige pensar en grande y a largo plazo el futuro de todos. Sobre la base de la Justicia efectiva, sin impunidad para nadie y mediante el correcto funcionamiento de las instituciones de nuestra democracia, la experiencia dolorosa de esos años oscuros tiene que impulsarnos hacer realidad la Argentina que todos soñamos.
Queremos una Argentina con justicia, trabajo y decencia, con vigencia efectiva de los derechos humanos y de los derechos sociales, especialmente para los sectores mƔs dƩbiles de nuestra sociedad.
Gabriel Pampin
Senador Frente Renovador
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